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Nuestra Historia

          En el año 1987 a raíz del primer viaje que realizó a Perú el Sr. Nelson Rivera, Presidente Fundador del Movimiento Juan XXIII se encontró con una situación muy triste cuando se da cuenta que existe una pobreza muy grande, donde los mas perjudicados son niños y jóvenes.


La idea surge de conseguir padrinos y donantes que proporcionen ayuda a varios países en Latino América a través de un programa de Comedores. Nelson no se detiene y comienza a presentar su inquietud a todos los retiristas y con la cooperación de ellos, para el año 1990 logra recaudar la cantidad de $15,000.00, aportación que lleva a Perú para comenzar el ya hoy conocido PROGRAMA DE AYUDA SOCIAL DEL MOVIMIENTO JUAN XXIII DE LA IGLESIA CATOLICA DE PUERTO RICO.

¿Qué es Ayuda Social?

         Ayuda Social es el primer programa de padrinos y donantes de origen puertorriqueño, dispuestos a cooperar con cientos de niños a través de su programa de comedores llegando a las zonas mas pobres de Perú, Honduras, República Dominicana y Haití.


Muchos de estos niños son huérfanos, de familias numerosas que muchas veces se ven obligados a trabajar a muy temprana edad para poder subsistir. Todo esto pasa ante el rechazo y la indiferencia del gobierno y las personas que ven en ellos un estorbo social.

Misión

        “Vemos con dolor la situación de pobreza, de violencia intra-familiar (sobre todo en familias irregulares o desintegradas), de abuso sexual, por la que atraviesa un buen número de nuestra niñez; los sectores de niñez trabajadora, niños de la calle portadores de HIV, huérfanos, niños soldados, y niños y niñas engañados y expuestos a la pornografía y prostitución forzada, tanto virtual como real. Sobre todo, la primera infancia (0 a 6 años) requiere de una especial atención y cuidado. No se puede permanecer indiferente ante el sufrimiento de tantos niños inocentes” (Aparecida, 439).

Visión

          “Vemos con dolor la situación de pobreza, de violencia intra-familiar (sobre todo en familias irregulares o desintegradas), de abuso sexual, por la que atraviesa un buen número de nuestra niñez; los sectores de niñez trabajadora, niños de la calle portadores de HIV, huérfanos, niños soldados, y niños y niñas engañados y expuestos a la pornografía y prostitución forzada, tanto virtual como real. Sobre todo, la primera infancia (0 a 6 años) requiere de una especial atención y cuidado. No se puede permanecer indiferente ante el sufrimiento de tantos niños inocentes” (Aparecida, 439).

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